domingo, 22 de noviembre de 2009

SUEÑO

MARINA ARÉVALO
Un concierto de ranas y grillos se desgrana hiriente, violento en la noche recién estrenada.
Del fondo de la calle se recorta una figura ágil, delgada, sobre una bicicleta blanca, con lunares de barro
Una mochila cargada con gambetas y goles, botines gastados en verdes infinitos, y sed de fama y aplausos .
Donde termina el pueblo, un estadio enorme lo aguarda.
Las luces se encienden, la gente aúlla, rumores de gloria lo aturden,una lluvia interminable de papelitos de colores lo cubre, vitorean su nombre. Corre , elude un rival, otro, otro, se perfila, patea con la fuerza incontenible de su juventud, sale la pelota como una saeta y se pierde en la bruma de los sueños.
Una mueca de dolor, se adivina en su rostro, dos lágrimas, tibias recorren un surco de piel y sal, estira su mano y aprieta con fuerza los músculos sin vida, estériles, mustios.
Esa mitad de su cuerpo siente que no le pertenece, es ajena, indomable, innecesaria, hasta inútil.
El arco del cielo se perfila con colores y formas inusuales, y en un suspiro enorme se escapó urgente y fue el goleador en ciernes , allá lejos, muy lejos de la tierra en donde todo le estaba vedado.

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