lunes, 4 de enero de 2010

desde el jardín

DESDE EL JARDÍN
Está ahí, quieto,como un adorno más del jardín
Puro clorofila ,pulposo, turgente, vivo
Sus ojos vivaces, centinelas, vigilan cada uno de mis movimientos
La boca enorme, dispara como flecha una lengua peligrosa, pegajosa,
Que hipnotiza sus presas y las deglute urgente
Los cráteres de su piel parecen estar en permanente erupción
La panza amarilla, descolorida, por los ácidos del pantano
Se infla, se desinfla, a ritmo acompasado
Un sudor frío corre por mi cuerpo, me paraliza, me inhibe
Quiero dejar de mirarlo, apartarlo de mi vista
Correr,
volar,
e-va-po-rar- me
Siento repulsión, asco,
Solo imaginar su fría caricia endurece mi ser
Mi mente se bloquea
Mis venas sudan un miedo nuevo
El corazón estalla
Mi piel se eleva, dejando mi humanidad pegada al piso
Mi voz se ahoga en medio del pecho
Los oídos sienten una presión desconocida
Y en medio de mi remolino de sensaciones,
Un abanico de plata lo acuna , lo llama
Y de un salto acrobático, desaparece , se esconde en el pantano, y desde allí aún me acecha.

domingo, 3 de enero de 2010

poiesis

POIÉSIS
Gira esta calesita y me asomo y el vértigo diario me tira contra la pared.
Mi alma cansada se inunda de signos nuevos.Una sonrisa se incendia en mil diamantes, la sombra se vuelve invisible y en el aire capullos de ternura se mecen al sol.
La lluvia de enero perfuma mi alma, el hueco de mis manos se anida en caricias, que danzan huérfanas y sin sueños.
Huellas regadas de dolor renacen, palabras antiguas calman un llanto cotidiano, y un corazón solitario se alimenta de ilusiones .
En el desconsuelo de los olvidados, en la cruz que cargo cada día, en las manos callosas, en la semilla que cae en el surco nuevo, en las primeras palabras, y en el gemido postrero. En el capullo que se abre al amanecer, en los colibríes que danzan en el arco iris, en la luna que se desmaya en el charco de plata, en las gotas que se cuelgan en mis pestañas
Ahí te encuentro y me encuentro. Envuelta en el aroma del pan casero, en el mate mañanero, en mi despertar malhumorado,en las tostadas que se empeñan en ser negras, el colectivo que se escapa y en la sonrisa enorme con chupete y miel que me fascina y me hace olvidar los pocos sinsabores de la vida.
No sé si está ahí la poesía, pero brindo por ello.